Columna de Opinión – Rector Óscar Garrido, ULAGOS: “Cooperativas y Universidad”

Columna de Opinión – Rector Óscar Garrido, ULAGOS: “Cooperativas y Universidad”

05 diciembre-.

La cooperativa, como se define por la Alianza Cooperativa Internacional, es una asociación autónoma de personas, unidas voluntariamente para hacer frente a sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales comunes, por medio de una empresa de propiedad conjunta y democráticamente controlada. Principios como la ayuda mutua, la democracia, la igualdad, la equidad y la solidaridad, y valores como la honestidad, la transparencia, la responsabilidad social y la preocupación, por los demás, son los que caracterizan a las cooperativas y las hacen distintas a otras organizaciones empresariales y afines a instituciones como la Universidad de Los Lagos y demás universidades estatales.

Esta combinación de economía y solidaridad que se da en las cooperativas y que difiere mucho del sistema económico que promueve la libre competencia, sin mayores regulaciones, basándose en el beneficio personal para impulsar el bienestar social, se desconoce. En Chile existe una ley especial sobre cooperativas del año 2004, pero la historia data al menos de fines del siglo XIX con la creación de las primeras cooperativas en Valparaíso y en 1924 con la primera ley de cooperativas. En el mundo, su origen se reconoce en el impacto de la Revolución Industrial, como respuesta a nuevos procesos económicos, sociales y culturales. Según datos del Ministerio de Economía, al año 2017 existían 1403 cooperativas vigentes y activas, con un millón 900 mil asociados. Por rubro, las cooperativas se concentran en los sectores: producción y trabajo, campesinas, agua potable, vivienda, agrícolas, servicios y pesqueras. Además, se debe destacar que las cooperativas se concentran en regiones y la participación de mujeres es cercana al 50%.

En Chile, los gobiernos han promovido las cooperativas como un instrumento de asociatividad para poder competir en el mercado. Sin vacilaciones, se puede mencionar que la asociatividad permite una mejor relación en un mercado con sesgos monopólicos y donde sólo el más fuerte puede sobrevivir, y si más organizaciones procediesen como principio en función del bien común, sin un ánimo de lucro ni competencia como valor intrínseco, existiría una mayor ética empresarial. En este sentido, las cooperativas, por principios y valores, tienen años de historia de desarrollo y no deben confundirse con acciones aisladas de compromiso social empresarial tan en boga.



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