Columna de Opinión-. Rector Christian Schmidt, UCSC “Los mejores deseos para la comunidad”

Columna de Opinión-. Rector Christian Schmidt, UCSC “Los mejores deseos para la comunidad”

23 diciembre-.

Que excelente oportunidad nos regala la Navidad para detenernos en nuestra rutina -cada vez más acelerada-, y mirar al niño Jesús que nace en Nochebuena. La sencillez del pesebre, la humildad de María y José, construyen la profundidad del significado de ese momento en la historia. Ante ello es bueno revisar en cuánto hemos podido responder nosotros a los valores y virtudes de Jesús.

No es nuevo para quien posea convicciones, que estas sean puestas constantemente a prueba. Tras esas pruebas, podemos salir fortalecidos o tomar conciencia de la necesidad de introducir cambios o correcciones a nuestras convicciones e ideales. En este sentido, el 2018 es un periodo que nos deja importantes lecciones, y quienes queremos tomarlas, podemos ser agentes de un positivo cambio y transformación.

Uno de los hechos que marcaron el primer semestre fueron los movimientos sociales que a nivel mundial y país, demandaban un mayor respeto a la mujer, al prójimo. Por ello, uno de los regalos que podemos pedir en esta Nochebuena para nuestra sociedad es que avancemos en equidad y respeto, repudiando todo acto de discriminación y de abuso – sexual o no- que exista en nuestras organizaciones. Al respecto, tenemos que poner la mirada especialmente en las relaciones asimétricas de poder. Pedimos también avanzar como sociedad en disminuir el (mal)trato violento, en sus diversas manifestaciones: física o verbal, anónima o conocida, en el mundo real o virtual. Fortalezcamos y felicitemos las prácticas más inclusivas, dialogantes y cooperativas.

En Navidad, miremos al niño del pesebre para que su luz ilumine la búsqueda de la verdad y que ella abra caminos de diálogo, necesario e importante para atender la complejidad de conflictos sociales que causan tanto dolor en los habitantes de Arauco y la Araucanía. Que también tengamos más personas que contribuyan al bien común, al servicio al prójimo y a un trabajo bien hecho, generando así una convivencia social en armonía y más humana.

Asimismo, que el término de este año 2018 y el paso a un nuevo periodo, otorgue nuevos bríos a las redes de colaboración que cultivan las instituciones de educación superior, especialmente desde las regiones. Las universidades de vocación pública somos verdaderos agentes de cambio, y nuestras acciones en formación profesional, investigación y vinculación están moviendo el foco de una sociedad competitiva e individualista a una cocreativa y colaborativa, en favor del bienestar de las personas que las rodean. Que el nuevo año que se aproxima, nos traiga 365 nuevas oportunidades para hacer vivos estos propósitos.



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