29 Nov Darcy Fuenzalida O., rector USM: “Educación Superior: nuevos estándares, nuevos desafíos”
El crecimiento y la diversificación de la oferta en la educación superior nacional han provocado, durante los últimos años, grandes cambios en el sistema: no sólo aumentó la matrícula sino también la heterogeneidad entre los programas de estudio de las distintas instituciones. Son variados los ejemplos de carreras que, teniendo el mismo nombre, entregan habilidades y conocimientos disímiles, con las consecuentes diferencias en sus perfiles de egreso.
El Marco Nacional de Cualificaciones para la Educación Superior surge entonces como una herramienta que establece estándares comunes sobre lo que debe saber un estudiante al finalizar un ciclo formativo. A nivel internacional se está implementando desde fines del siglo pasado, pero en Chile aún nos queda camino por recorrer. Resulta imprescindible contar en el país con este instrumento que, si bien se comenzó a trabajar en 2014 en el Ministerio de Educación, todavía no cumple a cabalidad su objetivo de establecer un sistema coherente, transparente y legible de certificaciones.
En el ámbito de la educación técnica, nos permite ofrecer a nuestros estudiantes trayectorias educativas realmente atractivas para su formación y, además, nos aseguramos de estar capacitándolos en sintonía con los requerimientos del país. El Marco Nacional de Cualificaciones nos da la oportunidad de llevar la educación técnica por la vía correcta, lo cual es fundamental en una economía que requiere cada vez más especialistas en el área.
La propuesta, sin embargo, considera también otros niveles de cualificación, correspondientes a las credenciales formales que otorga el Sistema de Educación Superior nacional: Bachiller, Profesional de Aplicación y Avanzado, Licenciatura, Magíster y Doctorado, presentando para cada uno de ellos el conjunto de aprendizajes que los caracterizan. Hace falta aplicarla a la totalidad de la formación universitaria, para asegurar así un sistema de calidad desde los primeros niveles hasta el más alto grado del saber.
Teniendo claridad respecto al dominio de cada área, es posible articular con mayor precisión la enseñanza media técnico profesional con la educación superior y el mundo productivo, disminuyendo las brechas que existen entre la industria y la academia. Al entregar una formación orientada al despliegue de competencias que permitan responder a las exigencias del mundo laboral, estaremos contribuyendo al desarrollo del país.
Gracias a este instrumento, las instituciones podrán tener claridad sobre los desempeños esperados de sus estudiantes, quienes a su vez contarán con información precisa sobre las capacidades que podrán adquirir. Los trabajadores, por su parte, recibirán un reconocimiento formal de su experiencia laboral, entendiendo que los aprendizajes se pueden obtener en contextos formales e informales durante distintas etapas de la vida.
Los empleadores manejarán mejor los perfiles de los egresados de cada nivel, favoreciendo programas de reclutamiento y capacitación más pertinentes que incluso podrían traducirse en menores costos de entrenamiento. Por último, las políticas públicas tendrán las herramientas para articular de forma óptima los sectores de educación, trabajo y economía. De este modo, tanto en los niveles técnicos como en la educación universitaria de pre y postgrado, el Marco Nacional de Cualificaciones favorece los estándares de calidad, fortaleciendo la transparencia en las cualificaciones y otorgando, además, mayor coherencia al sistema.
Fuente: Mercurio Valparaíso 29.11.2021
https://www.mercuriovalpo.cl/impresa/2021/11/29/full/cuerpo-principal/8/