13 Mar Carlos González M., rector UPLA: “Salud mental, el primer desafío”
Marzo avanza y en los establecimientos educacionales comienza un nuevo año escolar y universitario. Es el primero sin las restricciones que impuso la pandemia y el Ministerio de Educación ha llamado a que la presencialidad sea la regla.
Atrás quedan las dificultades que impuso el retorno a las aulas después de los periodos de confinamiento. Pareciera que se vuelve a las rutinas y que, poco a poco, la pandemia se va convirtiendo en un recuerdo, aunque queda la presencia de un nuevo virus y sus variantes, con los procedimientos regulares de protección a través de la vacunación y recomendaciones especialmente orientadas a la población más expuesta a cuadros de gravedad. También pareciera que se retorna a la normalidad de la vida escolar y universitaria, con sus hitos y procesos regulares. Sin embargo, no es momento de retomar con un “como decíamos ayer…”. Después del tiempo y las situaciones vividas, la frase de Heráclito cobra especial relevancia y sentido: nadie se baña dos veces en el mismo río, porque entre una y otra ocasión, ambos han cambiado.
El caudal pandémico removió lo establecido desde lo más íntimo de la naturaleza humana. El tiempo de detenerse, refugiarse y muchas veces paralizarse nos hizo navegar hacia el interior, enfrentándonos a cuestionamientos profundos de vida.
Desde las neurociencias dicen que el cerebro infantil avanzó a la siguiente etapa sin retorno, al estar la niñez inserta en el mundo de adultos, con pocas posibilidades de interrelación con sus pares.
El cerebro adolescente, en tanto, sumó mucha más incertidumbre a los ya complejos procesos de búsqueda de un lugar en el tránsito de la niñez a la vida adulta. Las estadísticas a nivel mundial dan cuenta de lo mucho que se alteró la salud mental en ese grupo. Es, precisamente, con ellos y ellas que trabajamos en las universidades.
La salud mental no se recupera con la rapidez de una normativa y volverá a ser tanto un foco de ocupación como un desafío para el avance de los procesos formativos en la educación superior. Los esfuerzos desplegados en instituciones públicas como la nuestra se hicieron insuficientes para hacerse cargo de la demanda de atención y acompañamiento, a pesar de que se destinaron los recursos que fue posible, y más.
Se ha hablado en estos días de que los y las estudiantes cambiaron, no regresaron como se fueron, y que el uso de la tecnología debe adecuarse a sus nuevas rutinas muy dependientes de los distintos dispositivos.
Es una realidad, pero el desafío principal sigue siendo el acompañamiento, la escucha atenta, la empatía, el respeto, la solidaridad y la reflexión compartida que permita encontrar un puente entre formadores y formadoras con los y las profesionales del futuro, para contrarrestar una apatía de la que fuimos testigos y que, sin lugar a dudas, muestra mucho más que un desinterés por métodos docentes que posiblemente ya no les hacen sentido.
Fuente: Mercurio Valparaíso 11.03.2023
https://www.mercuriovalpo.cl/impresa/2023/03/11/full/cuerpo-principal/8/