10 May Patricio Sanhueza V., Presidente AUR y rector UPLA: “Adiós a un hombre brillante”
“Toda la gente está dispuesta al cambio, pero es en la universidad donde los profesores y los estudiantes propician la transformación conjunta de un mundo donde lo que hacemos haga sentido y pueda ser acogido, respetado, visto y escuchado”.
Estas palabras que nos legó ese brillante intelectual que fue el Dr. Humberto Maturana nos retumban aún. Un apasionado por la biología, la filosofía, la escritura, la ciencia, el lenguaje y tantas otras áreas en las que se desempeñó de forma excepcional en Chile y el mundo.
Era profesor emérito de la Universidad de Playa Ancha, donde nos visitó varias veces para compartir y regalarnos su sabiduría. Imposible olvidar el revuelo que causaba, como si se tratara de una estrella de rock. No por su apariencia y comportamiento sencillos, sino por la forma en que los estudiantes lo seguían por los pasillos y lo ovacionaban en el Aula Magna. Obviamente, los jóvenes admiraban y respetaban sus aportes a las bases biológicas del conocimiento, a la vez que empatizaba con su discurso sobre la importancia de la reflexión, la conversación, el diálogo y el amor como factores claves para la construcción de una sana convivencia. Los aportes del Dr. Maturana a la educación fueron extraordinarios, en especial el valor que le asigna a las emociones, los sentimientos y el amor para lograr aprendizajes significativos. Era contrario a teorías y doctrinas reduccionistas que ponen frenos a la libertad de pensamiento y a la reflexión sin límites.
Una empatía que era en ambos sentidos, pues Maturana se identificaba con las inquietudes y el idealismo de los jóvenes. Con motivo de la llamada “revolución de los pingüinos”, decía que los estudiantes “necesitan sentirse parte de un proyecto común” y “quieren ser útiles a la comunidad a la que pertenecen”, aspiraciones que chocaban con un sistema educacional caracterizado por su enfoque mercantilista.
Han pasado quince años desde entonces y el sistema solo ha recibido cambios cosméticos, aunque al menos desde las universidades públicas seguimos luchando por conseguir cambios significativos que impacten en la formación ciudadana, en la equidad, en el desarrollo humano, la ciencia y la cultura.
Maturana, educado en la Universidad de Chile, entendía el rol especial de estas universidades, como manifestara en la UPLA. Aquí planteó que la tarea de la universidad consiste en establecer un lugar que sea la prolongación del hogar, un espacio para la convivencia y que permita, a través del educar y el enseñar, iniciar un proceso de transformación en la convivencia común.
Ya mucho se ha dicho sobre su obra y su pensamiento. Mucho más se seguirá diciendo durante años. Lo concreto, lo que lamentamos, es que su desaparición deja un gran vacío en las comunidades universitarias y en todas y todos quienes tuvimos el privilegio de compartir con él en distintos momentos de profunda reflexión. Justo en un momento en que nuestro país tanto necesita de voces sabias que alienten la convivencia.
Hoy nos despedimos con mucha gratitud y cariño de un hombre extraordinario, que nos dejó un generoso legado que asegura su trascendencia para esta y futuras generaciones de Chile y el mundo.
Fuente: Mercurio Valparaíso 08.10.2021
https://www.mercuriovalpo.cl/impresa/2021/05/08/full/cuerpo-principal/8/